¡chúpate esa!

cúpate

(20/01/2022) La línea que separa lo real de lo virtual, lo verdadero de lo falso es tan delgada que más que línea es una sucesión de puntos suspensivos o si lo prefieren de guiones cortos. Una frontera tan tenue, tan fina, que es más bien un coladero.

 Leo que un técnico japonés ha inventado una pantalla de televisión capaz de imitar sabores que se pueden degustar lamiendo la pantalla. Y lo que en principio pienso que es una inocentada de esas que antes nos llegaban a finales de diciembre (el día 28, día de los Santos Inocentes) y que ahora lo hacen durante todo el año en formato noticia falsa (las fake news), resulta que metido en la noticia, escrita con detalles cargados de verosimilitud, me veo abocado a un mar de dudas.

 En primer lugar el mismo nombre del aparato, Taste the TV (saborea la televisión), que, como toda cosa nombrada, favorece su existencia. En segundo lugar, y por lo mismo, el nombre de su inventor Homei Miyashita, japonés y profesor de la Universidad de Meiji, en Tokio. En tercer lugar la detallada descripción de las características técnicas del aparato: empleo de un carrusel de diez botes con sabores diferentes que se combinan para recrear un sabor, formación de una película plana sobre la pantalla para que el televidente lo pruebe… Y por último la misma utilidad del aparato: degustar cualquier alimento o comida que aparezca en pantalla, cursos a distancia para cocineros, juegos de degustación, concursos y posibilidad de probar la cocina de otros países o los platos que cocinan los concursantes de master chef.

 ¿Tienen ustedes claro si esto es verdad o mentira? Yo tampoco.

 De ser cierto, en lontananza vislumbro una profesión con mucho futuro: ajustador de sabores virtuales. Se pasará la vida dando chupetones a las pantallas acompañado de una copa de vino tinto cual catador de quesos.

En esta línea de duda y desconcierto les animo a que vean el documental Por qué Mozart no usaba el Si bemol, un fenómeno viral que han visualizado más de cuatro millones de internautas, en el que el youtuber Jaime Altozano intenta demostrar lo afirmado en el título entrevistando a músicos y entendidos y ayudándose de unos recursos tecnológicos impresionantes.

 La diferencia entre Jaime Altozano y Homei Miyashita radica en que el primero nos aclara el dilema al final del vídeo (algo que no desvelaré por si algún lector quiere visitarlo) mientras que el segundo no lo hace o no tiene por qué hacerlo.

 Son tantas las maravillas tecnológicas que nos llegan a diario que nuestra capacidad de discernir sobre su posibilidad o su mera existencia es cada vez más débil. La quinta generación en tecnologías (lo que se ha dado en llamar 5G) y la revolución de la mecánica cuántica que está llamando a la puerta, nos están llevando a un mundo alienígena donde todo o casi todo será posible y donde el discernimiento entre lo real y lo virtual, entre lo verdadero y lo falso, tendrá que ser objeto de estudios universitarios si queremos discernirlo.

 Habrá que estar atentos. Una invención o una idea descabellada, trasmitida en alta tecnología y avalada por una verosimilitud aplastante, puede convertirse en toda una bomba de relojería si cae en manos de algún desalmado.

 La Guerra de los mundos de Herbert George Wells llevada a cabo por el genio de Orson Welles, que conmocionó hasta el pánico a los norteamericanos en 1938, hoy es más posible que nunca. Con la diferencia de que esta vez no será un aterrador episodio de Halloween, un divertido juego de radio, una inocentada del gran Orson, sino algo más sutil y peligroso.

 Consulto las mejores inocentadas del año 2021 en busca de alguna luz sobre el asunto. A parte de las consabidas bromas del mundo deportivo, de las habituales, en esa fecha, de la guardia civil (que anuncia un dispositivo anti-drones que puede inhibir el vuelo de un dron a la altura de la estratosfera), no encuentro ninguna alusión a la “televisión sabrosa” por lo que considero que pronto probaremos un plato hecho en el Perú.

 Y como las ciencias hoy avanzan que es una barbaridad, según dijo don Sebastián en la zarzuela La verbena de la paloma, los chupetones pasarán de la televisión a los móviles y entonces la calle se convertirá en una gigantesca heladería donde cada cual irá probando los correspondientes sabores: café, chocolate, cereza, menta, vainilla, fresa, …

 Todos con su babero para contener la euforia de unas glándulas salivales que no sabrán cómo afrontar tanto trabajo como se les viene encima. ¡Chúpate esa!



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