La rueda de la vida

(20/10/2010) Decían que era la última tecnología de la NASA, pero yo sólo veía una rueda. Miraba y miraba el artefacto montado en el desierto de Atacama y allí, señoreando un mundo de polvo y nada, la rueda, sólo la rueda. Como una reina. El invento del neolítico, girando y girando. Vomitando a la vida, en su girar, a un minero chileno en cada vuelta. La rueda, cordón umbilical a la vida. Haciendo girar el mundo. Como siempre.
Y viendo tan simple y eficaz artefacto uno piensa que no hemos avanzado tanto. Que seguimos dependiendo de la rueda para sobrevivir. Un simple andamiaje y la rueda. Como cuando hacían las catedrales. La rueda: el pilar de la tierra. De la vida. Como cuando sacábamos el agua del pozo. La rueda, la herrada y el agua que era la vida.
Allá en Chile la cápsula Fénix 2 era la herrada que sacaba del pozo de la mina el agua de la vida. Como siempre.
No sé si hubo alguna civilización que adoró la rueda. Pero si la ingratitud no tiene asiento entre los mineros chilenos, a partir de ahora deberían adoptar un culto iniciático a la rueda. Ni cápsulas, ni Fénix 2. La rueda como diosa del mundo de ultratumba. Y Hades debería trocar a Perséfone por la rueda. Ella sí que es diosa. La rueda. Vinieron de la Nasa y, tras sesudos estudios científicos, acabaron poniendo una rueda. Y acertaron. Así de sencillo. La rueda de la fortuna. Y fue entonces cuando empezaron a salir los mineros. Éstos:
Florencio Ávalos, Mario Sepúlveda, Juan Illanes, Carlos Mamani, Jimmy Sánchez, Osmán Araya, José Ojeda, Claudio Yáñez, Mario Gómez, Álex Vega, Jorge Galleguillos Orellana, Edison Peña, Carlos Barrios Contreras, Víctor Zamora, Víctor Segovia, Daniel Herrera, Omar Reygadas, Esteban Rojas, Pablo Rojas, Darío Segovia, Yonni Barrios, Samuel Ávalos, Carlos Bugueño, José Enríquez, Renán Ávalos, Claudio Acuña, Franklin Lobos, Richard Villarroel, Juan Carlos Aguilar, Raúl Bustos, Pedro Cortez, Ariel Ticona, Luis Urzúa.
Treinta y tres habitantes del Hades han conseguido, gracias a la rueda, salir del pozo. Como en el mito de Orfeo y Eurídice ¿recuerdan? Vuelven del Tártaro y cruzan la Estige que ha trocado sus aguas malolientes e inmundas por una cápsula claustrofóbica. Y Caronte, transformado en rueda, les ha guiado hasta la orilla. A una orilla de luz, abrazos y besos.
Orfeo, olvidando el mandato del dios, miró hacia atrás y Eurídice desapareció en las sombras, pero la rueda es más sabia, le viene de antiguo. Del Neolítico. Girando y girando, sin mirar atrás, nos los ha devuelto sanos y salvos.
La rueda: alfa y omega de nuestra civilización tan tecnológica ella. La rueda, metáfora del destino que es rodar y rodar (como nos enseñó aquella “piedra del camino” de la canción).
Amigos mineros de Chile, si nuestro destino es rodar, bajo el abrazo celeste y salvífico de la rueda, en cualquier lugar de Chile, mientras vivimos rodando y como decís allá “¿Conversemos un vino?”



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