Alkaid
(20/7/2010Julio. El sol escupe plomo derretido. Los sentidos se embotan. El pensamiento se muestra perezoso y hay una tendencia a no cavilar en cosas serias. A dejarse llevar. Es tiempo de sequía. En todos los órdenes.
Pero ocurre el milagro: sale a la calle el nuevo número de Alkaid, esa revista multitemática que dirige con sabiduría vieja Pilar Iglesias de la Torre. Alkaid: agua fresca de manantial para quien se arrastra por un desierto interminable. La leo despacio, como el hambriento que alarga bocados para no terminar con la dicha del comer. Saboreo despacio sus artículos. Aquí escribe Víctor Manuel Cabañero Martín sobre la II Edición del premio de Investigación Histórica “Emilio de Diego”, allí Roberto Lérida Lafarga sobre las tecnologías y su servicio a la comunidad educativa; más acá Sergio Pardo Iglesias nos deleita sobre los sistemas de información geográfica y la vida cotidiana; allá Pilar Iglesias nos asesora sobre el turismo rural solidario; ahí mismo Javier Guijarro Ceballos nos sorprende con la Antártica y uno de sus primeros documentalistas Herbert G. Point; un poco más allá Francisco José Segovia Ramos nos refiere la visión que de la guerra tenía un general prusiano :Clausewitz; a este lado la poesía de Luisa Arellano Gómez, Enrique Gracia Trinidad, Nuria Ruiz de Viñaspre, Antonio Justel Rodríguez y Pilar Iglesias de la Torre. Pero hay más platos y aún no estoy saciado. Diego Fernández García nos asesora sobre el Museo de Miniaturas Militares Ciudadela de Jaca y nos convence de que las miniaturas son algo más que una diversión; Rafael Pardo Almudí nos recuerda una tragedia olvidada: el desastre de Bopal y nos da la información necesaria y precisa sobre los componentes químicos que causaron tal catástrofe en la empresa Union Carbide India Limited; Marcos Porqueras Moreno nos habla de la “Fundación + Árboles” creada por la empresa agroforestal Maderas Nobles de la Sierra de Segura con el loable propósito de sensibilizar y educar en el respeto al medio ambiente. Y ya a los postres Tania Pardo Iglesias nos ilustra sobre el Serbal silvestre, también llamado Serbal de los cazadores o pajarero (sus frutos se empleaban como cebo para cazar pájaros); y Pilar Iglesias, que sabe de nuestro tedio y nuestro agobio, nos pasea por el Valle del Gaube (en plenos Pirineos franceses) a quienes con tanta sequedad y tanta calorina hemos perdido el corazón.
“Había perdido el corazón
en un torrente de continuos desvaríos, un sin saber
caminando por la oscura senda de la incertidumbre,
recorriendo los desiertos en zig-zag…Había perdido el corazón
que yacía en un presente exánime,
aterido y devorado por los pseudópodos de la desolación,
con el futurible inconcluso decapitado por debilidad”.
Pilar Iglesias de la Torre: “En el confín de los secretos”.
Como les dije: Alkaid. Un todoterreno de cultura. Un menú de ideas para estómagos exigentes. ¡Ah! Y todo ello aderezado con las exquisiteces pictóricas de Agustín Espina y su arte nuevo digital.