Pulgarcito en el metaverso

metaverso

(20/11/2021) Internet y las nuevas tecnologías han sembrado nuestra lengua de palabras de difícil pronunciación que hemos terminado haciendo nuestras y reconociendo como de la familia. Es como si siempre hubieran estado aquí y no nos hubiéramos dado cuenta: Instagram, Wasap, Facebook, Twiter, Smartphone, etc. etc.

 Por eso, cuando apareció la palabra “metaverso” todos pusimos cara de satisfacción. Por fin un término hermoso y fácil de pronunciar. Por fin una palabra digna del idioma de Cervantes.

 Y es que “metaverso” suena a poesía, a literatura, a bello…y eso, para empezar, está muy bien, porque un poco de poesía nunca viene mal en unos tiempos tan dados a lo rentable y a lo prosaico.

 Y digo para empezar, porque luego nos dimos cuenta que la palabra no tenía nada que ver con lo poético o lo literario y sí con el universo y esto ya era jugar en otra liga. Entrar en otra dimensión.  Era como pasar de lo lírico y terrenal a lo abstracto y universal.

 Y es que hay palabras fáciles de pronunciar, pero difíciles de comprender. Y metaverso es una de ellas.

 Investigando en internet descubro que la palabra viene del griego “meta” que significa “más allá” y de la contracción de universo, “verso”, por lo que muchos la interpretan como lo que está más allá del universo, o sea más allá del mundo que conocemos, o del que conocemos en la actualidad.

  Luego, personas de crédito y otras lecturas me confirman lo mismo: que metaverso significa la evasión de la realidad y la instalación de cualquier persona en el mundo virtual.

-O sea, que si ahora estamos todo el día delante de una pantalla, con el metaverso estaremos dentro -me dice un amigo cuando intento explicarle el invento.

 Le digo que, más o menos, así es, y que para lograr esa inmersión en lo virtual, ese baño metafísico, ese paseo por otros universos, necesitaremos crearnos un avatar, un yo virtual que desarrolle una segunda vida en una comunidad  también virtual.

-Pero yo lo que quiero es vivir esta vida a tope y dejarme de otras vidas que no sé a dónde me van a llevar. Además ¿qué es eso del avatar?

 Entonces le explico que un avatar es la nueva realidad de cada uno de nosotros creada por los algoritmos que analizan nuestras búsquedas en Internet y la información que vamos dejando cuando interactuamos en las redes. Esos algoritmos crean nuestra nueva realidad y deciden cómo será nuestro nuevo yo, nuestro avatar…

-¿Quieres decir que el algoritmo ese creará una ficción de cada uno de nosotros y que nos están metiendo en el metaverso sin que se lo hayamos pedido?

 Le vuelvo a decir que, más o menos, así es, y que mediante ese avatar que nos representará podremos trabajar en una oficina virtual compartida y asistir a conciertos en Salzburgo y a eventos deportivos en Dubay, por ejemplo.

 Pero mi amigo se enfada cada vez más y me dice que él no quiere que le digan cómo tiene que ser y menos que eso lo decidan las redes. Que no quiere convertirse en un avatar para los intereses de vete a saber qué empresas. Que él pasa de Dubay, de Salzburgo y de la oficina virtual.

 Sin saber cómo aplacar su enojo le digo que el metaverso ha venido para quedarse, lo queramos o no, que ya han creado nuestra realidad y están trabajando en ella distintas compañías…

-¿Cómo lo sabes? -me corta enfadado.

 Entonces le propongo pedir una información al buscador. Él, en su móvil, y yo, en el mío. Luego la comparamos.

-¡Pero si nos dan respuestas distintas! -me dice sorprendido.

-¡Claro! -le respondo -¿sabes por qué?

Mi amigo niega con la cabeza.

-Pues porque ya han creado nuestra realidad virtual y la tuya es distinta a la mía.

-¿Por qué? -vuelve a preguntar como si se hubiera metido en un bucle infantil.

-Porque cada uno de nosotros va dejando un rastro en Internet. Un rastro que el algoritmo transforma en avatares. Esos avatares que servirán al metaverso.

-¿Sabes?, eso de los rastros que dejamos en Internet me recuerda a las piedras que dejaba Pulgarcito en el bosque. O sea que en vez de personajes de carne y hueso seremos personajes de cuento: avatares, pulgarcitos, caperucitas rojas y lobos. Porque supongo que también habrá lobos.



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