Corrupción covina

vacuna

(28/02/2021) Cuando este artículo llegue hasta ustedes, y si alguien no lo remedia, ya serán más quienes se han saltado el orden de vacunación  contra la COVID-19 que quienes, resignados y pacientes, hacen cola esperando su turno.

 El arte de saltarse la fila, de colarse, sigue demostrando que los humanos somos del género “pícaro”, un club en el que cada vez ingresan más socios y que crece y crece como los disgustos.

 Las primeras señales de peligro saltaron al principio cuando, al llegar las primeras dosis de la vacuna, se oyó decir a alguien esa frase, clara y tajante, que tan bien nos retrata: “yo tengo un amigo que me lo arregla”.

 A partir de ahí la desbandada, el sálvese quien pueda, el borrico el último: políticos, alcaldes, gerentes, directivos médicos, obispos y otros cargos públicos, cambiaron de posición en la fila aprovechando su posición (y no es un juego de palabras). Se saltaron los protocolos de vacunación y se colaron para ponerse la “vacuna VIP”, esa que les corresponde a ellos y solo a ellos por ser “vos quien sois”, tan importantes y tan necesarios para la comunidad. Dicen.

 Los argumentos para hacer tamaña gamberrada (gamberrada que puede resultar mortal para otros colistas, no lo olvidemos) son de lo más variopinto: que si yo no lo sabía, que si me obligaron los compañeros, que si estoy muy malito, que si me lo dijo el médico, que si sobraban dosis…Incluso alguien alegó para su defensa que no hizo nada malo porque lo hizo “a plena luz del día”, o sea con “diurnidad” y alevosía. ¡Manda!

 Nadie, de momento, ha alegado en su defensa la máxima evangélica de que “los últimos serán los primeros” para justificar su avance en la cola de forma inapelable. Pero todo se andará. Demos tiempo al tiempo.

Saltarse la cola se está convirtiendo en una nueva modalidad deportiva que espera su inclusión en los próximos juegos olímpicos. También en asignatura de academia con los siguientes contenidos: ¿cómo actuar para colarse sin que haya sangre?, ¿cómo evitar suspicacias al hacer cola?, ¿cuáles son las mejores disculpas para avanzar en la cola?, etc. etc.

-Hay una aplicación en el móvil que te dice cuándo te va a tocar la vacuna -me dice un amigo mientras paseamos la ciudad a la distancia convenida.

-¿Cuándo te toca? -le pregunto para ponerme al día pues supongo que él ya lo habrá consultado.

-La aplicación te da dos fechas -me aclara-, una por si todo va bien y la otra por si surgen problemas. Si todo va bien me toca para junio, pero si hay problemas me vacunaré para marzo del año que viene.

-¡Nueve meses de diferencia! -exclamo como quien ve un milagro.

 Luego pienso que sí. Que hay que creérselo. Que habrá problemas. Problemas por falta de vacunas, sí, pero también problemas porque estando próximo a las jeringuillas alguien te adelantará y te relegará a los últimos puestos, al rincón de los torpes.

 Porque hay mucho listillo que recibe fuera de turno su vacuna, mucho “personal esencial” que se considera importantísimo para la comunidad, padres de la patria que están convencidos de que su salud es lo primero. Privilegios mandan.

 -¿No sabe usted quién soy?, le espeta el “esencial” de turno a la enfermera que aguanta como puede los asaltos a su castillo en el centro médico.

 Por eso tengan cuidado si, con la que está cayendo, se ven obligados a hacer una de las muchas colas que se ven por la calle. El número de suspicaces y cabreados ha aumentado exponencialmente hasta el punto que es aconsejable llevar salvoconducto para atravesar cualquier cola. Algún desconfiado (con razón o sin ella) puede frenarle en seco o darle  una colleja.

 Háganse con un credencial que demuestre que sus intenciones no son las de hacer cola sino las de atravesarla y que carece de poder, cargo o estatus que le lleve a saltarse las normas…

 Y si es el director del banco, o el cajero, o cualquier empleado de la banca, acredítese bien antes de acceder a la entrada. Hay mucho cabreado que cree que se trata de artimañas para colarse y son muy, pero que muy violentos.

 Leo el New York Time para saber cómo les va a los anglos en este tema y me topo con la noticia: “people are jumping the vaccine line” (la gente se está saltando la línea de vacunación).

Ya se lo dije: es un problema global, de la especie, de los homínidos. No le den más vueltas.



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