Zamora en una obra

la mancera

(20/08/2018) No se ganó Zamora en una hora, pero sí en una obra, la que con tesón de orfebre lleva a cabo Juan Manuel Rodríguez Iglesias, director de la Biblioteca de Cultura Tradicional Zamorana. Una colección que ya va por el número cuarenta y que refleja los modos y costumbres tradicionales de una provincia que contiene y aglutina identidades varias (desde la galaica a la astur-leonesa, pasando por la portuguesa y la castellana) y cuyo nivel cultural es inversamente proporcional al económico, para que luego digan que dinero y saber van unidos y otras zarandajas por el estilo.

Pues como les digo la Biblioteca de Cultura Tradicional Zamorana (con Juan Manuel Rodríguez Iglesias al frente) acaba de publicar La Mancera. Diez años de cultura jariega que contiene detallada información sobre la historia del sur de la provincia, o sea de la comarca de la Guraeña, gracias a la labor investigadora llevada a cabo por la Asociación Cultural Pro-Cañizal que ha pintado en sesenta números (a lo largo de diez años) las memorias y costumbres del pasado siglo y del presente para que quede memoria.

 “La revista La Mancera, de Cañizal, entra en la Biblioteca de Cultura Tradicional Zamorana” tituló el periódico La Opinión de Zamora al evento llevado a cabo en la diputación con motivo de su presentación a la prensa y uno entendió que la revista había entrado por la puerta grande, (empleando un argot torero) o que había entrado en la Real Academia, o sea por la puerta grande de la historia.

“Cañizal acaba de legar a las futuras generaciones una buena parte de su historia recogida en el libro La Mancera. Diez años de cultura jariega” siguió diciendo el rotativo zamorano, sabedor de la importancia cultural del eventoy del esfuerzo mantenido a lo largo de diez años por quienes quieren conocer su pasado para proyectarse hacia el futuro, por una asociación que, como tantas, sigue siendo un hontanar en el secano cultural que nos rodea.

 Zamora en una obra, que abarca desde las tierras de Sanabria y Sayago hasta las de La Guareña, pasando por Toro y su alfoz, por Benavente, la Carballeda y las tierras de Alba, que de todo trata esa obra gigantesca que está levantando Juan Manuel Rodríguez Iglesias a base de noches de insomnio, de pasión y de coraje.

Zamora en una obra, que contiene desde los Pueblos fantasma de Zamora, de Jairo Prieto Fernández, que recopila la historia de cuarenta y tres asentamientos en los que ya no quedan habitantes (y que nos lleva a esa preocupación que nos duele hasta el llanto: la despoblación) hasta Respuestas zamoranas al cuestionario del Ateneo de Madrid (1901-1902), de Juan Manuel Rodríguez,donde Arrabalde, Morales de Toro y las comarcas de Sayago y Aliste responden a cuestiones referidas a  nacimiento, matrimonio y defunción. Vean:

“(A la hora de contraer matrimonio) ¿Qué importancia se da a las condiciones físicas y económicas?”, dice una de las preguntas del Ateneo, “el tener los padres de los novios tierras colindantes ha hecho más matrimonios que la amorosa inclinación”, responden desde Morales de Toro, y continúan: “También se tienen en cuenta las condiciones físicas y morales. El hombre vale principalmente por su robustez y por la destreza y aplicación que haya demostrado en los trabajos del campo. A la mujer se la estima, no tanto por su hermosura (a no ser que horrorice su fealdad) como por su buena salud y fama de hacendosa”.

 Zamora en una obra, que será punto de referencia para futuros investigadores, para antropólogos interesados por una cultura que se nos fue sin apenas darnos cuenta, para historiadores y filósofos estudiosos del alma de los pueblos, de todos los pueblos que conforman esta humanidad nuestra con tecnología abocada a un futuro alienígena, pero con emociones y sentimientos anclados en la edad de piedra.

 Zamora en una obra que pilota Juan Manuel Rodríguez Iglesias y que tiene como segundo de a bordo a Luis González, de la Editorial Semuret, que lleva a cabo una eficaz puesta a punto de cada libro editado.

“La Mancera. Diez años de cultura jariega es como las “crónicas de un pueblo”, una reflexión sobre “lo que fue”, hecha “desde hoy”, el juego entre la memoria y la conciencia del presente, desde la tradición al día a día del pueblo…”, dice el director de la B.C.T.Z.

Sin palabras.



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